José Luis de la Cruz

Mi perrita Agnes ha sobrevivido dos veces a la muerte, tiene un corazón muy fuerte.
Si estoy triste lo sabe,  entonces lame mi cara haciendo asombrosamente que mis ojos vuelvan a relumbrar.  Yo se lo agradezco rascándole la panza con mis grandes manos.
Mis manos son tan grandes, que en ellas caben muchos corazones tan fuertes como el de Agnes.

México está lleno de color.
Cuando fui niño los juguetes me dieron muchísima felicidad.
Cierro los ojos y me veo girando un trompo, observo cómo me sonríe cuando baila en el suelo, su sonrisa multicolor brilla en cada giro
Lo mismo pueden hacer un yoyo y un valero mientras cuelgan de una cuerda, sonreír.
Ellos regalan color a los niños.