Cuídala mucho, perteneció a mi madre y a su madre antes que a mi, fueron las palabras de su abuela aquella noche antes de morir. Ya pasaron dieciocho años, ella se mudó de ciudad, olvidó la lámpara y la petición de la abuela. Era tarde y lloró.
Yoslaidy Falcón de los Santos, Tapaste, Mayabeque, Cuba